Kanon 2011











 












Otra imagen es posible.
Por Jaime Luís Martín. 

Nacho Suárez se apropia de obras maestras para reflexionar sobre la mujer. 

Nacho Suárez (Avilés, 1985) es un artista a seguir de cerca. Si en su primera exposición individual en la Casa municipal de Cultura de Avilés (2007) ya regurgitaba influencias de diferentes movimientos y épocas con un desparpajo que llegaba a sorprender, sus «fotopinturas», adscritas al pictorialismo, presentadas en la sala Borrón (2010) eran el resultado de una forma de entender el arte como una convivencia de «préstamos, transferencias y migraciones de distintos lenguajes, desde la fotografía o la pintura al tratamiento digital», como señalaba Antonio de la Torre García en el catálogo editado con motivo de la muestra. Nos encontramos ante un creador muy poco conformista que trata de revolverse buscando nuevas formas, como las que propone en la sala Vorágine, de nuevo con la mujer construyendo el espacio narrativo de su obra.

Los artistas ya no utilizan sólo materia prima. Desde la década de los noventa es cada vez más frecuente encontrarse con obras que se apropian de productos culturales en circulación. Cuestionan las nociones de originalidad y de creación apostando por un nuevo paisaje sensible, no ya a las formas originales, sino al reciclaje, al montaje y a la reinterpretación. No se preguntan ¿qué puedo hacer original?, sino ¿qué puedo hacer con esto que se me ha dado? Se trata de apropiarse y reprogramar las imágenes. Un buen ejemplo son los trabajos de Sherrie Levine en las series «After Walker Evans» y «After Edward Weston», donde se limita a reproducir algunas de las fotografías de Evans y Weston. «Todas estas prácticas artísticas», señala Nicolas Bourriaud, «tienen en común el hecho de recurrir a formas ya producidas». Pueden verse como un signo del agotamiento de la imagen, pero se inserta, también, en los discursos que cuestionan la originalidad y el aura de la obra, buscando alternativas que permitan crear nuevos relatos.

En esta ocasión, Nacho Suárez rastrea en la historia del arte para apropiarse de reconocidas pinturas, desde la «Venus» de Tiziano a «La maja desnuda» de Goya pasando por «Libertad guiando al pueblo» de Delacroix, por citar algunas de las obras maestras que el artista reinterpreta, utilizando diversos fragmentos, con la mujer como protagonista, que conviven con la estética de los modelos femeninos actuales, figuras publicitarias, sin trama narrativa, entregadas más a una labor de seducción que a un papel social activo. Estos diferentes cánones de belleza coexisten en esta propuesta proponiendo un nuevo escenario visual, mezcla de lo histórico y lo actual.
El artista fotografía estas obras de revistas, libros o catálogos y mediante manipulación digital logra una cohabitación entre mujeres de diferentes épocas, un montaje que nos invita a contemplar otra versión de la realidad. Como resultado se produce un abigarramiento y una teatralización de la imagen que cautiva en una primera mirada, pero que requiere un tiempo de atención par leerla en su integridad y su complejidad. La mezcla de diferentes planos, de diversas épocas y estilos, la puerta abierta hacia la abstracción, el compromiso con lo figurativo, puede producir una sensación ecléctica, falta de crítica y consumista, pero esta mixtura está hecha a conciencia, consciente del atiborramiento de imágenes que padecemos que nos obliga a seleccionar y a reutilizar. Y soñar que otra imagen es posible.

https://www.lne.es/aviles/2011/03/03/imagen-posible-21144260.html


Jaime Luís Martín.